Escudo de Armas de Carlos I
Francisco Pizarro, “el ropero”
¿Quién era ese Francisco, apodado “el ropero”?.
Hacía tres años que Isabel Trastámara se proclamaba Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, tomando como base el Tratado de los Toros de Guisando, cuando, en 1477, Hernando Alonso Pizarro, uno de los muchos “fijosdalgos” de la epoca, con tradición hidalga castellana y castellano viejo que presumía de abuelos:
“Por aquí se va a Panamá a ser pobre; por allá, al Perú, a ser rico y a llevar la santa religión de Cristo, y ahora, escoja el que sea buen castellano lo que mejor estuviere”
Bartolomé Ruiz, volvió a Panamá con el barco.
Pedro de Candía, natural de Candía (Grecia), era el único no español.
Cristóbal de Peralta
Alonso Briceño
Nicolás de Ribera, tesorero de la expedición; llamado el viejo.
Juan de la Torre
Francisco de Cuellar
Alonso de Molina
Domingo de Soraluce, mencionado a veces como Soria Luce.
Pedro Alcón
García de Jarén (o Jerez)
Antón de Carrión
Martín de Paz
Diego de Trujillo, mencionado a veces como Alonso de Trujillo.
Gerónimo (o Alonso) de Ribera
Francisco Rodríguez de Villafuerte, el primero en cruzar la línea, según Garcilaso.
«Entre tanto, os llamaréis marqués, como os lo escribo, que, por no saber el nombre que tendrá la tierra que en repartimiento se os dará, no se envía ahora dicho título»
y como hasta la llegada de Vaca de Castro la Corona de Castilla no había determinado cuales las tierras y cuales vasallos serían los que constituirían el marquesado, es claro que don Francisco Pizarro no fue sino Marqués a secas, o marqués sin marca.
No obstante utilizó los títulos, históricamente espurios, de Marqués de los. Atavillos y de las Charcas. Su mayor edad y tantos honores le dieron preeminencia entre sus hermanos legítimos e ilegítimos, tan es asi que, al organizar una nueva expedición al Perú, se lleva con él al Mayorazgo de la Casa Pizarro, a su medio hermano Don Hernando Pizarro de Vargas, Capitán de los Tercios, que había luchado junto con su padre Don Gonzalo en las guerras de Navarra y posteriormente de Italia, como el mismo Don Francisco Pizarro. Asi mismo se llevó a sus medio hermanos bastardos Juan y Gonzalo Pizarro y a su medio hermano de madre Francisco Martín de Alcántara. Y también se llevó con su fama y títulos a sus primos paternos Juan Pizarro de Orellana, a Martín Pizarro y a Pedro Pizarro. Con él tambien fueron al Perú dos tíos suyos, hermanos legítimos de su padre Don Gonzalo Pizarro “el Largo”, que se llamaban Diego y Juan Pizarro Rodríguez de Aguilar. Juan estaba casado con Aldonza de Hinojosa de quien tuvo un hijo que se llamó Diego Pizarro y que, por tanto, era primo hermano del Conquistador.
De regreso en Panamá en 1530, Pizarro preparó una nueva expedición y, en enero de 1531, se embarcó con un contingente de 181 hombres: 80 infantes, 77 de caballería, 20 ballesteros, 3 arcabuceros y 37 caballos hacia el imperio del Inca, el reino de Virú o Birú o Perú, y hacia la historia y la leyenda.
El Conquistador, Don Francisco Pizarro, fundó la primera capital del Perú en la actual Jauja, el 25 de abril de 1534. Por aquellas tierras de la sierra, por lo que hoy conocemos como el Callejón de Huaylas, conoció a una princesa inca, una “ñusta”, Quispe Sisa, cristianizada después como Doña Inés Yupanqui Huaylas, nacida en Tocas (Huaylas), era hija del Inca Huayna Capac (1493-1527) y de Contar Huacho, Señora de Huaylas. Era por, tanto hermana, de Huáscar (1527-1532) derrotado y asesinado por orden de su hermano Atau-Huallpa (1532-1533), ejecutado a su vez por orden de Don Francisco Pizarro; de Tupac Huallpa (1533), coronado por los españoles y de breve reinado debido a su repentina muerte; y de Manco Inca (1535-1545), también coronado por los españoles, contra los que se reveló en 1536 fundando un reino inca en las montañas de Vilcabamba que se mantuvo independiente hasta su reducción en 1572.
Sapa Inca Atahualpa
1533. Cajamarca - El Inca Atahualpa, entregó en matrimonio a mi cuñado Francisco (Pizarro) a su hermana Quispe Sisa, es muy joven, no debe tener mas de 16 o 18 años, es hermosa y alegre. Francisco está muy complacido. La hemos bautizado con el nombre cristiano de Inés Huaylas Yupanqui. (Creo que en honor mío, ahora somos dos las Inés). Tenemos el problema de la alimentación resuelto, Quispe Sisa es muy amable, nos proporciona mucha información y ayuda, tiene todo un grupo de servidores, visten igual, son muy limpios, pertenecen a una tribu que se hacen llamar “Lucanas”. Todas las mañanas recibimos muchas provisiones, Catalina las revisa y pregunta por sus nombres y características, me asombra que hable tan bien el quechua, yo apenas comprendo algunas palabras. Los sirvientes no muestran ningún interés en aprender el castellano.
En Jauja se produjo el primer mestizaje y allí se quedaron madre e hija mientras Francisco Pizarro partía hacia Pachacamac a fundar, en su cercanía, la Ciudad de Los Reyes de Lima, así llamada en honor de los Reyes Carlos I y Juana de Castilla. Una vez cuadriculadas, a la moda renacentista impuesta por Vitruvio, y repartidas las tierras vecinas al Rímac, se fue formando lo que después sería Plaza de Armas, en el centro de ella se colocó una picota, una columna de piedra, donde se exponían públicamente las cabezas de los ajusticiados, o los reos, y que, por tanto, era símbolo del poder. Francisco Pizarro reserva para si unas cuadras y otras para sus hermanos así como para la catedral y para los futuros conventos de San Francisco, La Merced y Santo Domingo.
Los sucesos de Cusco tenían a Pizarro alejado de Lima y alejado de Inés de Huaylas quien es posteriormente repudiada por Pizarro. En 1538, Inés de Huaylas se casa nuevamente con Francisco Ampuero, uno de los que había apresado a su hermano Atahualpa. Se casaron por civil y religioso, cosa no muy usada por los españoles en esos tiempos, lo que hace pensar y decir que fue un castigo de Pizarro, quien habría sorprendido a Inés y Ampuero como amantes.
Y una nueva ñusta ocupa el amor de Pizarro. La ñusta Cusi Rimay, cristianizada como Doña Angelina de Huaylas Yupanqui, hermanastra de doña Inés y de Huáscar, y aún se piensa que de doña Isabel Palla Yupanqui, la amiga del capitán Garci Laso de la Vega, el conquistador, y madre de Garci Laso de la Vega Inca, el historiador, la cual doña Angelina casó años después con el conquistador y cronista Juan Díaz de Betanzos.
Doña Angelina le dio a Francisco Pizarro un tercer hijo, Don Francisco Pizarro Yupanqui, si bien este último hijo no fue legitimado por la corona de Castilla. El orden del nacimiento de estos hijos de Francisco Pizarro hicieron que la preeminencia recayese en la primogénita doña Francisca Pizarro Yupanqui.
En la casa de la Plaza de Armas pasó sus primeros años la mestiza de Pizarro, Doña Francisca Pizarro Yupanqui. Alejada del cuido de su madre que se había casado de nuevo, es confiada a un aya, Doña Inés Muñoz, esposa del medio hermano de Francisco Pizarro, Don Francisco Martín de Alcántara. Cuando Francisca contaba 7 años de edad, el 26 de Junio de 1541, los almagristas al mando de Juan de Rada y de Diego de Almagro, “El Mozo”, dan muerte en su propia casa a Francisco Pizarro y a su medio hermano Francisco Martín de Alcántara.
Asi lo relató el cronista Pedro Cieza de León:
"El Marqués de haber recibido muchas heridas, sin mostrar flaqueza ni falta de ánimo, cayó muerto en tierra; nombrando a Cristo, nuesto Dios... no fue casado, tuvo, en señoras de este reino, tres hijos y una hija; cuando murió había sesenta y tres años e dos meses"
En la Plaza Mayor de Trujillo, en 1562, Francisca construyó lo que se dio en llamar el Palacio de la Conquista y se dedicó a recuperar el título de Marqués de Francisco Pizarro, que se había perdido con su muerte, si bien ella usaba el título de Marquesa de Charcas; y también se dedicó a constituir un Mayorazgo que abarcase sus propiedades peruanas y todas las propiedades y heredades de Hernando. En 1577 fue autorizada a unir todas las heredades y en 1578 se decretó el Mayorazgo de Pizarro en el segundo de sus hijos, Juan, por encima de la primogenitura de Francisco. En ese mismo año, en el mes de agosto, muere Don Hernando Pizarro de Vargas.
Palacio de la Conquista en Trujillo
Inés Muñoz nos relata de nuevo por medio de su diario:
1552. La mestiza en España. Doña Francisca Pizarro, hija primogénita del marques conquistador, se casó en 1552 con su tío paterno Hernando Pizarro, con prisión domiciliaria en el austero castillo de la Mota (Medina del Campo) cumple carceleria por haber ordenado la muerte de Don Diego de Almagro. Vivieron juntos en la Mota un total de nueve años, hasta la liberación de Don Hernando el 17 de mayo de 1561. Marchó entonces el matrimonio a su casa situada en La Zarza - la actual Conquista de la Sierra. Luego se instalan en Trujillo, donde ordenaron la construcción de una magnifica residencia, monumento de la arquitectura española del siglo XVI. En su soberbio balcón de esquina, bajo el escudo de armas del Marqués Don Francisco Pizarro y flanqueando las jambas del vano, encontramos a la derecha los retratos del Marqués y Doña Inés Yupanqui Huaylas, y a la izquierda los de Don Hernando y Doña Francisca Pizarro. “
La posterior muerte de Juan en 1581, le devuelve el Mayorazgo al primogénito Francisco. De los cinco hijos de Francisca y de Hernando ya solo queda Francisco. Francisca se va de Trujillo a la corte madrileña y, un día, sin consultar con nadie y sin tener que dar explicaciones de nada, se casa con Don Pedro Arias Dávila Portocarrero, hermano de la esposa de su hijo Francisco, ambos hermanos hijos del Conde de Puñoenrostro, con lo cual pasó a ser, con respecto a su hijo Francisco, cuñada de su nuera.
Llevó una vida cortesana en los ultimos años del reinado de Felipe II y, como él mismo, murió a finales de 1598 sin más descendencia.
El hijo de Francisco Pizarro Pizarro y Francisca Sarmiento y Castro se llamará Juan Fernando Pizarro y Sarmiento y será él quien recupere el título de Marqués de la Conquista en 1631 y el Mayorazgo de la casa de Pizarro. Se casó con María de Bobadilla y tuvieron una hija de nombre Juana Agustina Pizarro de Bobadilla que muere sin descendientes en 1646 por lo que el marquesado pasó a una hermana de su padre, una hija que había tenido Francisco Pizarro Pizarro con Micaela Manrique de Lara, Doña Beatriz Jacinta Pizarro Manrique.
El marquesado pasó posteriormente, por línea indirecta, a la rama de la familia Orellana-Pizarro quien actualmente lo detenta.
Así comenzó el mestizaje que bien fue contado por el Inca Garci Laso de la Vega:
“A los hijos de español y de india o de indio y española, nos llaman mestizos, por decir que somos mezclados de ambas naciones; fue impuesto por los primeros españoles que tuvieron hijos en indias, y por ser nombre impuesto por nuestros padres y por su significación me lo llamo yo a boca llena, y me honro con él”
Saga, mejor que historia, es el relato de las vicisitudes de los Pizarro, después de que el principal de ellos, Don Francisco González, apodado “El ropero”, conocido posteriormente como Don Francisco Pizarro González, Gobernador, Adelantado y Alguacil Mayor de Nueva Castilla (Perú) y Marqués de la Conquista, hizo entrar a esta familia extremeña en la gran historia de Castilla y de Nueva Castilla.
La vida pequeña, la vida prosaica e insignificante, la vida del día a día de los hombres y mujeres que protagonizaron la Historia nos suele ser esquiva, es más, conocemos los hechos de los hombres que hicieron la Historia pero en el tiempo puntual en que ella ocurrió, ni relantándonos las historias pretéritas que produjeron aquellos hombres en sus circunstancia de vida, ni relatándonos tampoco que fue de ellos o de sus descendientes después de haber protagonizado la historia.
La historia del tiempo antiguo es la historia del tiempo contemporáneo en la medida en que se relatan los hechos del pasado pero con los ojos del presente, los hechos de la historia no existen hasta que el historiador los “recrea”. Confieso que en mi encuentro con las culturas del Perú he vuelto a crear y a recrear la saga de los Pizarro, briznas de hierba en las turbulencias de la historia y de la transculturización que es el sino y el destino de la humanidad; pareciera que los Pizarro, como tantos hombres que hicieron la historia, estuviesen todos animados por aquel impulso interior que los griegos llamaron la fuerza que reside en el yo pasional, el “thymós” , la fuerza que es mayor que los propósitos.
La vida pequeña, la vida prosaica e insignificante, la vida del día a día de los hombres y mujeres que protagonizaron la Historia nos suele ser esquiva, es más, conocemos los hechos de los hombres que hicieron la Historia pero en el tiempo puntual en que ella ocurrió, ni relantándonos las historias pretéritas que produjeron aquellos hombres en sus circunstancia de vida, ni relatándonos tampoco que fue de ellos o de sus descendientes después de haber protagonizado la historia.
La historia del tiempo antiguo es la historia del tiempo contemporáneo en la medida en que se relatan los hechos del pasado pero con los ojos del presente, los hechos de la historia no existen hasta que el historiador los “recrea”. Confieso que en mi encuentro con las culturas del Perú he vuelto a crear y a recrear la saga de los Pizarro, briznas de hierba en las turbulencias de la historia y de la transculturización que es el sino y el destino de la humanidad; pareciera que los Pizarro, como tantos hombres que hicieron la historia, estuviesen todos animados por aquel impulso interior que los griegos llamaron la fuerza que reside en el yo pasional, el “thymós” , la fuerza que es mayor que los propósitos.
Francisco Pizarro, “el ropero”
¿Quién era ese Francisco, apodado “el ropero”?.
Hacía tres años que Isabel Trastámara se proclamaba Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, tomando como base el Tratado de los Toros de Guisando, cuando, en 1477, Hernando Alonso Pizarro, uno de los muchos “fijosdalgos” de la epoca, con tradición hidalga castellana y castellano viejo que presumía de abuelos:
“…avidos e tenidos comúnmente por personas hijosdalgo según costumbre e fuero despaña”
se casó con Isabel Rodríguez Aguilar, del linaje y casa de los Hinojosa y tuvo varios hijos, de los cuales la memoria histórica ha resaltado a Don Gonzalo, a Don Juan Pizarro y a Don Diego Pizarro.
Don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar, apodado “El largo”, “contino” de los reyes Católicos (contino es el oficial de una guardia de cien soldados que velaban “de contino” (continuamente) por la seguridad de los monarcas y su familia) se casó con su prima Isabel de Vargas y con ella tuvo varios hijos, el primogénito Don Hernando Pizarro de Vargas nacería 23 años después que Francisco Pizarro. Muerta su mujer Isabel, tuvo varios hijos más con dos criadas de la casa, María Viedma (con quien tuvo a Don Gonzalo Pizarro, “El Mozo”, a Catalina Pizarro y a Graciana Pizarro) y María Alonso (con quien tuvo a Don Juan Pizarro). Con otra mujer de quien la historia no recuerda su nombre tuvo a Francisca Pizarro que profesó muy joven. Este Don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar murió en 1522 en las luchas de Navarra tras su incorporación al reino de Castilla. Antes de morir testó reconociendo a todos sus hijos, legítimos e ilegítimos, menos a uno, llamado Francisco.
Este hijo no reconocido lo había tenido con Francisca González Mateos en 1478, una descendendiente de Don Juan Mateos, labrador pechero de Trujillo, aunque cristiano viejo, perteneciente a una familia apodada “Los roperos”. Francisca, estaba soltera y servía en el convento de San Francisco el Real de la Coria, donde había profesado una tía de Don Gonzalo, Doña Beatriz Pizarro. Francisca fue seducida y embarazada por Don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar. La joven sirvienta fue expulsada del Monasterio, al ser evidente su “ pecado”, y se refugió en casa de su madre donde dio a luz a Francisco Pizarro, “el ropero”, quien sería el futuro conquistador del Perú. Su madre se casó posteriormente y tuvo un segundo hijo, de nombre Francisco Martín de Alcántara, quien sería medio hermano, por parte de madre, de Don Francisco Pizarro y a quien acompañaría en sus aventuras americanas. De los hijos legítimos y legitimados por don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar, varios fueron protagonistas de parte de la Historia del Perú: Hernando Pizarro de Vargas, Juan Pizarro Alonso y Gonzalo Pizarro, apodado “El Mozo”, de quien daremos cuenta de su historia en su tiempo histórico.
La historia de Francisco Pizarro, comienza en la cacereña localidad de Trujillo (la antigua Turgalium romana), no sabemos ciertamente la fecha, unos autores hablan del 16 de marzo de 1476, aunque otros autores mencionan el año de 1478 e incluso el 1472. Se crió en la alquería del Berrocal de Trujillo y según el historiador Francisco López de Gómara fue porquerizo, nada extraño viviendo en una alquería, y, como también era común en la época, no fue cultivado en letras.
En su juventud participó en las guerras de Italia, enrolado en los Tercios a las órdenes del Gran Capitan Don Gonzalo Fernández de Córdoba. Su aventura americana comienza con una expedición a la Hispaniola en 1502, después Panamá y el descubrimiento del Océano Pacífico en 1503. De 1519 a 1523 fue Encomendero, Regidor y Alcalde de Panamá. De 1524 a 1525 y de 1526 a 1528, realiza dos expediciones más al mítico reino del Birú que terminan en fracasos.
En la última expedición al reino del Birú protagoniza los hechos famosos de la Isla del Gallo, frente a la costa de Ecuador, que hizo entrar en la leyenda más que en la historia a los 13 de la fama. Un día, en el otoño de 1526, un grupo de soldados cansados y harapientos marcha errante en busca de un gran imperio que no aparece. Hasta ahora no han encontrado mas que dificultades. La soldadesca desanimada quiere regresar y Francisco Pizarro desenvaina su espada, traza con ella una larga línea en la tierra, de oriente a occidente, y lanza su reto:
Don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar, apodado “El largo”, “contino” de los reyes Católicos (contino es el oficial de una guardia de cien soldados que velaban “de contino” (continuamente) por la seguridad de los monarcas y su familia) se casó con su prima Isabel de Vargas y con ella tuvo varios hijos, el primogénito Don Hernando Pizarro de Vargas nacería 23 años después que Francisco Pizarro. Muerta su mujer Isabel, tuvo varios hijos más con dos criadas de la casa, María Viedma (con quien tuvo a Don Gonzalo Pizarro, “El Mozo”, a Catalina Pizarro y a Graciana Pizarro) y María Alonso (con quien tuvo a Don Juan Pizarro). Con otra mujer de quien la historia no recuerda su nombre tuvo a Francisca Pizarro que profesó muy joven. Este Don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar murió en 1522 en las luchas de Navarra tras su incorporación al reino de Castilla. Antes de morir testó reconociendo a todos sus hijos, legítimos e ilegítimos, menos a uno, llamado Francisco.
Este hijo no reconocido lo había tenido con Francisca González Mateos en 1478, una descendendiente de Don Juan Mateos, labrador pechero de Trujillo, aunque cristiano viejo, perteneciente a una familia apodada “Los roperos”. Francisca, estaba soltera y servía en el convento de San Francisco el Real de la Coria, donde había profesado una tía de Don Gonzalo, Doña Beatriz Pizarro. Francisca fue seducida y embarazada por Don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar. La joven sirvienta fue expulsada del Monasterio, al ser evidente su “ pecado”, y se refugió en casa de su madre donde dio a luz a Francisco Pizarro, “el ropero”, quien sería el futuro conquistador del Perú. Su madre se casó posteriormente y tuvo un segundo hijo, de nombre Francisco Martín de Alcántara, quien sería medio hermano, por parte de madre, de Don Francisco Pizarro y a quien acompañaría en sus aventuras americanas. De los hijos legítimos y legitimados por don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar, varios fueron protagonistas de parte de la Historia del Perú: Hernando Pizarro de Vargas, Juan Pizarro Alonso y Gonzalo Pizarro, apodado “El Mozo”, de quien daremos cuenta de su historia en su tiempo histórico.
La historia de Francisco Pizarro, comienza en la cacereña localidad de Trujillo (la antigua Turgalium romana), no sabemos ciertamente la fecha, unos autores hablan del 16 de marzo de 1476, aunque otros autores mencionan el año de 1478 e incluso el 1472. Se crió en la alquería del Berrocal de Trujillo y según el historiador Francisco López de Gómara fue porquerizo, nada extraño viviendo en una alquería, y, como también era común en la época, no fue cultivado en letras.
En su juventud participó en las guerras de Italia, enrolado en los Tercios a las órdenes del Gran Capitan Don Gonzalo Fernández de Córdoba. Su aventura americana comienza con una expedición a la Hispaniola en 1502, después Panamá y el descubrimiento del Océano Pacífico en 1503. De 1519 a 1523 fue Encomendero, Regidor y Alcalde de Panamá. De 1524 a 1525 y de 1526 a 1528, realiza dos expediciones más al mítico reino del Birú que terminan en fracasos.
En la última expedición al reino del Birú protagoniza los hechos famosos de la Isla del Gallo, frente a la costa de Ecuador, que hizo entrar en la leyenda más que en la historia a los 13 de la fama. Un día, en el otoño de 1526, un grupo de soldados cansados y harapientos marcha errante en busca de un gran imperio que no aparece. Hasta ahora no han encontrado mas que dificultades. La soldadesca desanimada quiere regresar y Francisco Pizarro desenvaina su espada, traza con ella una larga línea en la tierra, de oriente a occidente, y lanza su reto:
“Por aquí se va a Panamá a ser pobre; por allá, al Perú, a ser rico y a llevar la santa religión de Cristo, y ahora, escoja el que sea buen castellano lo que mejor estuviere”
Tras unos instantes de duda unos pocos desecharon el miedo y continuaron con aquella expedición que, verdaderamente, era descabellada. Fueron trece, los trece de la fama, aunque el escribano de la expedición Francisco de Xerez menciona 16 que podrían ser los siguientes:
Bartolomé Ruiz, volvió a Panamá con el barco.
Pedro de Candía, natural de Candía (Grecia), era el único no español.
Cristóbal de Peralta
Alonso Briceño
Nicolás de Ribera, tesorero de la expedición; llamado el viejo.
Juan de la Torre
Francisco de Cuellar
Alonso de Molina
Domingo de Soraluce, mencionado a veces como Soria Luce.
Pedro Alcón
García de Jarén (o Jerez)
Antón de Carrión
Martín de Paz
Diego de Trujillo, mencionado a veces como Alonso de Trujillo.
Gerónimo (o Alonso) de Ribera
Francisco Rodríguez de Villafuerte, el primero en cruzar la línea, según Garcilaso.
Sus nombres están inmortalizados en una placa en la misma capilla donde está enterrado Francisco Pizarro en la Catedral de Lima.
Francisco Pizarro
De sus aventuras americanas regresa a Castilla en 1529 donde su fama le precede y hace que la esposa de Carlos I, Isabel de Portugal, firme, en calidad de regente, las capitulaciones para la conquista del Perú, en la ciudad de Toledo, reconociéndolo como Gobernador, Adelantado en Indias y Alguacil Mayor de Nueva Castilla y le concede escudo de armas y un sueldo anual de 725.000 maravedíes (1.933 ducados, equivalentes a unos 43.500 euros). Pero estos títulos no fueron tan importantes como, al mismo tiempo, conseguir ser reconocido como un Pizarro más, bastardo, pero Pizarro al fin, hijo del Capitán de los Tercios Don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar. En las mismas capitulaciones se le concedió el título de hidalgo y “caballeros de la espuela dorada” a los 13 de la fama.
El 10 de octubre 1537, Carlos I, le concede el título de Marqués según consta en una carta:
De sus aventuras americanas regresa a Castilla en 1529 donde su fama le precede y hace que la esposa de Carlos I, Isabel de Portugal, firme, en calidad de regente, las capitulaciones para la conquista del Perú, en la ciudad de Toledo, reconociéndolo como Gobernador, Adelantado en Indias y Alguacil Mayor de Nueva Castilla y le concede escudo de armas y un sueldo anual de 725.000 maravedíes (1.933 ducados, equivalentes a unos 43.500 euros). Pero estos títulos no fueron tan importantes como, al mismo tiempo, conseguir ser reconocido como un Pizarro más, bastardo, pero Pizarro al fin, hijo del Capitán de los Tercios Don Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar. En las mismas capitulaciones se le concedió el título de hidalgo y “caballeros de la espuela dorada” a los 13 de la fama.
El 10 de octubre 1537, Carlos I, le concede el título de Marqués según consta en una carta:
«Entre tanto, os llamaréis marqués, como os lo escribo, que, por no saber el nombre que tendrá la tierra que en repartimiento se os dará, no se envía ahora dicho título»
y como hasta la llegada de Vaca de Castro la Corona de Castilla no había determinado cuales las tierras y cuales vasallos serían los que constituirían el marquesado, es claro que don Francisco Pizarro no fue sino Marqués a secas, o marqués sin marca.
No obstante utilizó los títulos, históricamente espurios, de Marqués de los. Atavillos y de las Charcas. Su mayor edad y tantos honores le dieron preeminencia entre sus hermanos legítimos e ilegítimos, tan es asi que, al organizar una nueva expedición al Perú, se lleva con él al Mayorazgo de la Casa Pizarro, a su medio hermano Don Hernando Pizarro de Vargas, Capitán de los Tercios, que había luchado junto con su padre Don Gonzalo en las guerras de Navarra y posteriormente de Italia, como el mismo Don Francisco Pizarro. Asi mismo se llevó a sus medio hermanos bastardos Juan y Gonzalo Pizarro y a su medio hermano de madre Francisco Martín de Alcántara. Y también se llevó con su fama y títulos a sus primos paternos Juan Pizarro de Orellana, a Martín Pizarro y a Pedro Pizarro. Con él tambien fueron al Perú dos tíos suyos, hermanos legítimos de su padre Don Gonzalo Pizarro “el Largo”, que se llamaban Diego y Juan Pizarro Rodríguez de Aguilar. Juan estaba casado con Aldonza de Hinojosa de quien tuvo un hijo que se llamó Diego Pizarro y que, por tanto, era primo hermano del Conquistador.
De regreso en Panamá en 1530, Pizarro preparó una nueva expedición y, en enero de 1531, se embarcó con un contingente de 181 hombres: 80 infantes, 77 de caballería, 20 ballesteros, 3 arcabuceros y 37 caballos hacia el imperio del Inca, el reino de Virú o Birú o Perú, y hacia la historia y la leyenda.
El Conquistador, Don Francisco Pizarro, fundó la primera capital del Perú en la actual Jauja, el 25 de abril de 1534. Por aquellas tierras de la sierra, por lo que hoy conocemos como el Callejón de Huaylas, conoció a una princesa inca, una “ñusta”, Quispe Sisa, cristianizada después como Doña Inés Yupanqui Huaylas, nacida en Tocas (Huaylas), era hija del Inca Huayna Capac (1493-1527) y de Contar Huacho, Señora de Huaylas. Era por, tanto hermana, de Huáscar (1527-1532) derrotado y asesinado por orden de su hermano Atau-Huallpa (1532-1533), ejecutado a su vez por orden de Don Francisco Pizarro; de Tupac Huallpa (1533), coronado por los españoles y de breve reinado debido a su repentina muerte; y de Manco Inca (1535-1545), también coronado por los españoles, contra los que se reveló en 1536 fundando un reino inca en las montañas de Vilcabamba que se mantuvo independiente hasta su reducción en 1572.
El Inca Sapa Huayna Capac
Francisco Pizarro, enamorado perdidamente de esta ñusta, comienza lo que parece ser el primer mestizaje del Perú con una ceremonia al estilo inca. Dicen los cronistas de la época que Inés era alegre, coqueta y bulliciosa. Pizarro la llamaba mi Pizpeta (que viene de pizpireta y coqueta) Esta ñusta cristianizada con el nombre de Isabel de Huaylas Yupanqui le dio a Francisco Pizarro una hija en Diciembre de 1534 a quien le pusieron por nombre Francisca Pizarro Yupanqui. Un hijo nacido a la sombra del trono del Inca reinante, habría tenido el derecho de aspirar al primer puesto de la jerarquía peruana en formación y el de contar con la implícita fidelidad de sus hermanos los americanos. Inés le dio un nuevo hijo, Don Gonzalo Pizarro Yupanqui, quien murió siendo niño. Ambos vástagos fueron legitimados por el Emperador Carlos V por Real Cédula dada en Monzón el 12 de octubre de 1537.
Francisco Pizarro, enamorado perdidamente de esta ñusta, comienza lo que parece ser el primer mestizaje del Perú con una ceremonia al estilo inca. Dicen los cronistas de la época que Inés era alegre, coqueta y bulliciosa. Pizarro la llamaba mi Pizpeta (que viene de pizpireta y coqueta) Esta ñusta cristianizada con el nombre de Isabel de Huaylas Yupanqui le dio a Francisco Pizarro una hija en Diciembre de 1534 a quien le pusieron por nombre Francisca Pizarro Yupanqui. Un hijo nacido a la sombra del trono del Inca reinante, habría tenido el derecho de aspirar al primer puesto de la jerarquía peruana en formación y el de contar con la implícita fidelidad de sus hermanos los americanos. Inés le dio un nuevo hijo, Don Gonzalo Pizarro Yupanqui, quien murió siendo niño. Ambos vástagos fueron legitimados por el Emperador Carlos V por Real Cédula dada en Monzón el 12 de octubre de 1537.
Sapa Inca Atahualpa
Inés Muñoz, esposa del medio hermano de Pizarro, Francisco Martín de Alcántara, quien después también protagonizará esta historia en primera persona, llevaba un diario que por aquellas fechas relataba:
1533. Cajamarca - El Inca Atahualpa, entregó en matrimonio a mi cuñado Francisco (Pizarro) a su hermana Quispe Sisa, es muy joven, no debe tener mas de 16 o 18 años, es hermosa y alegre. Francisco está muy complacido. La hemos bautizado con el nombre cristiano de Inés Huaylas Yupanqui. (Creo que en honor mío, ahora somos dos las Inés). Tenemos el problema de la alimentación resuelto, Quispe Sisa es muy amable, nos proporciona mucha información y ayuda, tiene todo un grupo de servidores, visten igual, son muy limpios, pertenecen a una tribu que se hacen llamar “Lucanas”. Todas las mañanas recibimos muchas provisiones, Catalina las revisa y pregunta por sus nombres y características, me asombra que hable tan bien el quechua, yo apenas comprendo algunas palabras. Los sirvientes no muestran ningún interés en aprender el castellano.
En Jauja se produjo el primer mestizaje y allí se quedaron madre e hija mientras Francisco Pizarro partía hacia Pachacamac a fundar, en su cercanía, la Ciudad de Los Reyes de Lima, así llamada en honor de los Reyes Carlos I y Juana de Castilla. Una vez cuadriculadas, a la moda renacentista impuesta por Vitruvio, y repartidas las tierras vecinas al Rímac, se fue formando lo que después sería Plaza de Armas, en el centro de ella se colocó una picota, una columna de piedra, donde se exponían públicamente las cabezas de los ajusticiados, o los reos, y que, por tanto, era símbolo del poder. Francisco Pizarro reserva para si unas cuadras y otras para sus hermanos así como para la catedral y para los futuros conventos de San Francisco, La Merced y Santo Domingo.
Los sucesos de Cusco tenían a Pizarro alejado de Lima y alejado de Inés de Huaylas quien es posteriormente repudiada por Pizarro. En 1538, Inés de Huaylas se casa nuevamente con Francisco Ampuero, uno de los que había apresado a su hermano Atahualpa. Se casaron por civil y religioso, cosa no muy usada por los españoles en esos tiempos, lo que hace pensar y decir que fue un castigo de Pizarro, quien habría sorprendido a Inés y Ampuero como amantes.
Y una nueva ñusta ocupa el amor de Pizarro. La ñusta Cusi Rimay, cristianizada como Doña Angelina de Huaylas Yupanqui, hermanastra de doña Inés y de Huáscar, y aún se piensa que de doña Isabel Palla Yupanqui, la amiga del capitán Garci Laso de la Vega, el conquistador, y madre de Garci Laso de la Vega Inca, el historiador, la cual doña Angelina casó años después con el conquistador y cronista Juan Díaz de Betanzos.
Doña Angelina le dio a Francisco Pizarro un tercer hijo, Don Francisco Pizarro Yupanqui, si bien este último hijo no fue legitimado por la corona de Castilla. El orden del nacimiento de estos hijos de Francisco Pizarro hicieron que la preeminencia recayese en la primogénita doña Francisca Pizarro Yupanqui.
En la casa de la Plaza de Armas pasó sus primeros años la mestiza de Pizarro, Doña Francisca Pizarro Yupanqui. Alejada del cuido de su madre que se había casado de nuevo, es confiada a un aya, Doña Inés Muñoz, esposa del medio hermano de Francisco Pizarro, Don Francisco Martín de Alcántara. Cuando Francisca contaba 7 años de edad, el 26 de Junio de 1541, los almagristas al mando de Juan de Rada y de Diego de Almagro, “El Mozo”, dan muerte en su propia casa a Francisco Pizarro y a su medio hermano Francisco Martín de Alcántara.
Asi lo relató el cronista Pedro Cieza de León:
"El Marqués de haber recibido muchas heridas, sin mostrar flaqueza ni falta de ánimo, cayó muerto en tierra; nombrando a Cristo, nuesto Dios... no fue casado, tuvo, en señoras de este reino, tres hijos y una hija; cuando murió había sesenta y tres años e dos meses"
Los hermanos de Pizarro estaban fuera de Lima, Hernando estaba en España, preso, acusado de haber dado muerte a Almagro “el Viejo” y Gonzalo estaba en el norte en busca del país de la canela. Francisca Pizarro solo contaba con su aya Doña Inés Muñoz. Doña Inés, despues de enterrar a su cuñado Francisco Pizarro secretamente en la Iglesia Mayor de Lima y ante el temor de que los almagristas atentasen contra los hijos de Pizarro, huye al norte con ellos, hacia la ciudad de Tumbes para encontrarse con Cristobal Vaca de Castro, enviado de Castilla como juez pesquisador para internvenir en las desavencias de almagristas y pizarristas y, eventualmente tras la muerte de Pizarro, hacerse cargo de la Gobernación de Nueva Castilla.
Túmulo con los restos de Don Francisco Pizarro (1985)
Capilla de la Catedral de Lima
Francisca hereda todas las posesiones de su padre en el nuevo mundo, pero dicha herencia habría de ejercerla ante la corte castellana. Se embarca hacia la península en 1551 con 17 años de edad, bajo el cuidado de Francisco de Ampuero, actual marido de su madre Doña Inés de Huaylas. En Castilla Francisca quiere reencontrarse con la tierra de su padre y con lo que queda de la familia de su padre, Don Hernando, Mayorazgo de la casa Pizarro, Don Hernando, quien esta preso en el castillo de la Mota, en Medina del Campo, el mismo castillo donde había estado encerrada la Reina de Castilla, Doña Juana, apodada “La loca”, y en los mismos aposentos en que, en un tiempo, estuvo preso el famoso Cesar Borgia después de ser vencido por el Gran Capitán. Y preso también estuvo aqui el Rey de Francia, en 1525, Francisco I, tras la batalla de Pavía. No era un lúgubre calobozo sino varios aposentos del castillo que ocupaba con sus servidores y criados y parece ser que humanizaba la prisión con los sonidos de un órgano y una vihuela que se había hecho traer junto con sus criados, ya que el alcaide eran tan tacaño que Hernando debía sufragar todos los costos de su prisión.
Curiosa cárcel la suya cuando fue autorizado a convivir en la prisión con dos damas de la sociedad de Medina del Campo, Isabel de Mercado y su tía. De esta relación nacieron dos hijos de Hernando Pizarro e Isabel Mercado, el niño murió muy joven y la niña, llamada Isabel convivió en la cárcel de la Mota. Al cabo de un tiempo Don Hernando se cansó de Isabel Mercado y la recluyó en un convento.
Capilla de la Catedral de Lima
Francisca hereda todas las posesiones de su padre en el nuevo mundo, pero dicha herencia habría de ejercerla ante la corte castellana. Se embarca hacia la península en 1551 con 17 años de edad, bajo el cuidado de Francisco de Ampuero, actual marido de su madre Doña Inés de Huaylas. En Castilla Francisca quiere reencontrarse con la tierra de su padre y con lo que queda de la familia de su padre, Don Hernando, Mayorazgo de la casa Pizarro, Don Hernando, quien esta preso en el castillo de la Mota, en Medina del Campo, el mismo castillo donde había estado encerrada la Reina de Castilla, Doña Juana, apodada “La loca”, y en los mismos aposentos en que, en un tiempo, estuvo preso el famoso Cesar Borgia después de ser vencido por el Gran Capitán. Y preso también estuvo aqui el Rey de Francia, en 1525, Francisco I, tras la batalla de Pavía. No era un lúgubre calobozo sino varios aposentos del castillo que ocupaba con sus servidores y criados y parece ser que humanizaba la prisión con los sonidos de un órgano y una vihuela que se había hecho traer junto con sus criados, ya que el alcaide eran tan tacaño que Hernando debía sufragar todos los costos de su prisión.
Curiosa cárcel la suya cuando fue autorizado a convivir en la prisión con dos damas de la sociedad de Medina del Campo, Isabel de Mercado y su tía. De esta relación nacieron dos hijos de Hernando Pizarro e Isabel Mercado, el niño murió muy joven y la niña, llamada Isabel convivió en la cárcel de la Mota. Al cabo de un tiempo Don Hernando se cansó de Isabel Mercado y la recluyó en un convento.
Castillo de la Mota en Medina del Campo
Por esas mismas fechas llega Francisca Pizarro con su padrastro Ampuero y con Inés Pizarro, una hija de su tio Don Gonzalo Pizarro “el mozo”. Allí, en los aposentos carcelarios del tío Hernando, en el castillo de la Mota, convivieron todos. El roce cotidiano entre tío y sobrina hizo que, a mediados de 1552, Francisca Pizarro Yupanqui de 18 años se casase con su tio Don Hernando Pizarro de Vargas de 52 años, previa dispensa de Roma.
Entre ambos se dedicaron a preservar el patrimonio peruano de los Pizarro y a procrear cinco hijos: Francisco, Juan, Gonzalo, Isabel e Inés Pizarro Pizarro, nombres impuestos en honor de los hermanos Pizarro y de sus hijas. El capital acumulado entre ellos dos fue acrecentado con el procedente de las herencias peruanas de los hermanos de Hernando, además de las que le habían llegado por el Mayorazgo de Pizarro y que consistía en casas, encomiendas, molinos en Merida, Trujillo, Plasencia y Medellín y un juro (especie de renta fija de la deuda pública castellana que podía ser hereditaria) de 324.000 maravedís que estaban consignados sobre el Almojarifazgo Mayor de Sevilla (tasas sobre mercaderías).
En 1561, dieciocho años después, Hernando Pizarro es puesto en libertad y junto con su mujer Francisca y con sus hijos se radica en Trujillo, exactamente en la Zarza, en las afueras de la ciudad, donde habían restaurado la vieja casa familiar. Tambien a su costa se había rehablitado el alcázar de los Vargas donde estaba enterrado Don Gonzalo Pizarro, su abuelo, y la Iglesia de Santa María la Mayor.
Fue voluntad de Don Francisco Pizarro, expresada en su testamento:
«... que es fundar y edificar una yglesia e capellanía en la cibdad de Trujillo que es en los Reynos de España de donde soy yo natural e nascido...».
Por esas mismas fechas llega Francisca Pizarro con su padrastro Ampuero y con Inés Pizarro, una hija de su tio Don Gonzalo Pizarro “el mozo”. Allí, en los aposentos carcelarios del tío Hernando, en el castillo de la Mota, convivieron todos. El roce cotidiano entre tío y sobrina hizo que, a mediados de 1552, Francisca Pizarro Yupanqui de 18 años se casase con su tio Don Hernando Pizarro de Vargas de 52 años, previa dispensa de Roma.
Entre ambos se dedicaron a preservar el patrimonio peruano de los Pizarro y a procrear cinco hijos: Francisco, Juan, Gonzalo, Isabel e Inés Pizarro Pizarro, nombres impuestos en honor de los hermanos Pizarro y de sus hijas. El capital acumulado entre ellos dos fue acrecentado con el procedente de las herencias peruanas de los hermanos de Hernando, además de las que le habían llegado por el Mayorazgo de Pizarro y que consistía en casas, encomiendas, molinos en Merida, Trujillo, Plasencia y Medellín y un juro (especie de renta fija de la deuda pública castellana que podía ser hereditaria) de 324.000 maravedís que estaban consignados sobre el Almojarifazgo Mayor de Sevilla (tasas sobre mercaderías).
En 1561, dieciocho años después, Hernando Pizarro es puesto en libertad y junto con su mujer Francisca y con sus hijos se radica en Trujillo, exactamente en la Zarza, en las afueras de la ciudad, donde habían restaurado la vieja casa familiar. Tambien a su costa se había rehablitado el alcázar de los Vargas donde estaba enterrado Don Gonzalo Pizarro, su abuelo, y la Iglesia de Santa María la Mayor.
Fue voluntad de Don Francisco Pizarro, expresada en su testamento:
«... que es fundar y edificar una yglesia e capellanía en la cibdad de Trujillo que es en los Reynos de España de donde soy yo natural e nascido...».
En la Plaza Mayor de Trujillo, en 1562, Francisca construyó lo que se dio en llamar el Palacio de la Conquista y se dedicó a recuperar el título de Marqués de Francisco Pizarro, que se había perdido con su muerte, si bien ella usaba el título de Marquesa de Charcas; y también se dedicó a constituir un Mayorazgo que abarcase sus propiedades peruanas y todas las propiedades y heredades de Hernando. En 1577 fue autorizada a unir todas las heredades y en 1578 se decretó el Mayorazgo de Pizarro en el segundo de sus hijos, Juan, por encima de la primogenitura de Francisco. En ese mismo año, en el mes de agosto, muere Don Hernando Pizarro de Vargas.
Palacio de la Conquista en Trujillo
Inés Muñoz nos relata de nuevo por medio de su diario:
1552. La mestiza en España. Doña Francisca Pizarro, hija primogénita del marques conquistador, se casó en 1552 con su tío paterno Hernando Pizarro, con prisión domiciliaria en el austero castillo de la Mota (Medina del Campo) cumple carceleria por haber ordenado la muerte de Don Diego de Almagro. Vivieron juntos en la Mota un total de nueve años, hasta la liberación de Don Hernando el 17 de mayo de 1561. Marchó entonces el matrimonio a su casa situada en La Zarza - la actual Conquista de la Sierra. Luego se instalan en Trujillo, donde ordenaron la construcción de una magnifica residencia, monumento de la arquitectura española del siglo XVI. En su soberbio balcón de esquina, bajo el escudo de armas del Marqués Don Francisco Pizarro y flanqueando las jambas del vano, encontramos a la derecha los retratos del Marqués y Doña Inés Yupanqui Huaylas, y a la izquierda los de Don Hernando y Doña Francisca Pizarro. “
La posterior muerte de Juan en 1581, le devuelve el Mayorazgo al primogénito Francisco. De los cinco hijos de Francisca y de Hernando ya solo queda Francisco. Francisca se va de Trujillo a la corte madrileña y, un día, sin consultar con nadie y sin tener que dar explicaciones de nada, se casa con Don Pedro Arias Dávila Portocarrero, hermano de la esposa de su hijo Francisco, ambos hermanos hijos del Conde de Puñoenrostro, con lo cual pasó a ser, con respecto a su hijo Francisco, cuñada de su nuera.
Llevó una vida cortesana en los ultimos años del reinado de Felipe II y, como él mismo, murió a finales de 1598 sin más descendencia.
El hijo de Francisco Pizarro Pizarro y Francisca Sarmiento y Castro se llamará Juan Fernando Pizarro y Sarmiento y será él quien recupere el título de Marqués de la Conquista en 1631 y el Mayorazgo de la casa de Pizarro. Se casó con María de Bobadilla y tuvieron una hija de nombre Juana Agustina Pizarro de Bobadilla que muere sin descendientes en 1646 por lo que el marquesado pasó a una hermana de su padre, una hija que había tenido Francisco Pizarro Pizarro con Micaela Manrique de Lara, Doña Beatriz Jacinta Pizarro Manrique.
El marquesado pasó posteriormente, por línea indirecta, a la rama de la familia Orellana-Pizarro quien actualmente lo detenta.
Así comenzó el mestizaje que bien fue contado por el Inca Garci Laso de la Vega:
“A los hijos de español y de india o de indio y española, nos llaman mestizos, por decir que somos mezclados de ambas naciones; fue impuesto por los primeros españoles que tuvieron hijos en indias, y por ser nombre impuesto por nuestros padres y por su significación me lo llamo yo a boca llena, y me honro con él”
“Primera parte de los comentarios reales que tratan del origen de los yncas, reyes que fueron del peru, de su idolatria, leyes, y govierno en paz y en guerra: de sus vidas y conquistas, y de todo lo que fue aquel imperio y su republica antes que los españoles passaran a el. escritos por el ynca garcilasso de la vega, natural del cozco y capitan de su majestad”Libro IX, Capítulo XXXI
Estimado Antonio, lei con interes su relato, pero creo que tiene errada la list de los 13. Esa lista pertenece a parte de los conquistadores que lograron llegar a la sabana de Bogota con Gonzalo Jimenez de Quesada en 1537. Mire el link:
ResponderEliminarhttp://www.banrep.gov.co/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol40/b40m.htm
Jose G. Venegas Torres
Jose Gabriel
ResponderEliminarTienes toda la razón. Ha habido un error al transcribir la lista de otro archivo con la historia de Jimenez de Quesada.
Ya he corregido el blog y te agradezco mucho la atención prestada.
Los ratones de biblioteca tambien causan estragos en internet, donde muchas veces los errores pasan desapercibidos.
Gracias de nuevo por tu atenta observación. Espero comunicarme contigo a traves de antonio@aescalera.com
Saludos cordiales
Estimado Sr. Antonio Escalera Busto:
ResponderEliminarPermítame una pequeña corrección; la Ciudad de los Reyes (Lima), fue denominada así en su fundación por Francisco Pizarro, no como erradamente dice Usted en honor de los reyes de España Carlos I y de su madre Da. Juana "La Loca". El nombre y advocación fue puesto por los Reyes Magos de Oriente (Melchor, Gaspar y Baltasar), cuya festividad se conmemora el 6 de Enero fiesta liturgica de la Epifanía. Por ello el escudo de armas de la ciudad trae como simbolos principales y al centro, tres coronas de reyes de oro puestas dos y una, y en lo alto, un lucero de ocho puntas de oro, tocando con tres de sus rayos inferiores cada una de las coronas. Además, la orla o bordura del escudo trae el siguiente lema en latín: "Hoc signum vere regum est." (este es verdadero signo de reyes); todo esto hace clara referencia a los reyes magos de oriente guiados por el lucero a la ciudad de Belén de Judá. Estas mismas armas están timbradas además por dos águilas de sable enfrentadas y sosteniendo el escudo, cada una coronada de oro, y entre ellas las letras "K" e "I" en oro, y sobre ellas una estrella de ocho puntas de oro. Estas si son expresa referencia al dominio de los reyes de España Carlos I (Karolus) y su madre Da. Juana (Ioana) cada uno representado por un águila coronada y sus iniciales respectivas. Por ello ocupan este lugar tan específico al exterior del escudo y como timbre de sus reinos. Muchas gracias.
Francisco J. Carbone Montes.
Tiene Ud. Toda la razón y procederé a su correccion. gracias por su indicacion. Affmo, A. Escalera B.
EliminarBusco orígen de Inés Pizarro, madre de Francisco Hernandez Ortiz Pizarro....
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