Estadisticas

sábado, 28 de julio de 2007

EL CALLEJON DE HUAYLAS







La carretera empina sinuosa desde Puntivilca, ya dejamos Lima atrás más de 200 km. A partir de ahí, una carretera tan espectacular como difícil, serpentea hacia el Noreste del Perú, hasta encontrarse con la Cordillera Negra después de más de siete horas de repechos, curvas y contra curvas. Atravesada la Cordillera Negra por el paso de Conococha, a 4.200 metros de altura, estamos en el departamento de Ancash y ante nosotros se presenta majestuoso un largo valle de 160 km. formado entre dos cordilleras paralelas, alineadas en dirección norte sur: la Cordillera Negra y la Cordillera Blanca. El valle o callejón es continuamente erosionado por el río Santa que lo recorre y lo condiciona en su orografía, clima y sistemas ecológicos.


Los dos picos del Nevado Huascarán
desde el Callejón de Huaylas (Foto A.E.B.)



La Cordillera Blanca, en dirección norte sur, es la cordillera situada al este, la que recoge todas las lluvias de las nubes que vienen de la Amazonia. Y se llama así porque las nubes descargan en la cordillera toda su agua, formando neveros y glaciares, que la coronan de blanco en los más de 200 picos, de los cuales 27 pasan de los 6.000 metros y 100 pasan de los 5.000 y que hacen que sea la cordillera tropical más alta del mundo. En esta misma Cordillera Blanca se encuentra la montaña más bella del mundo, el Nevado Alpamayo de 5.947 metros (lo siguen en belleza el K2 en el Karakorum y el Fizt Roy en Chile).

Una vez descargada toda el agua en la Cordillera Blanca ya nada queda para la Cordillera Negra, ubicada al oeste, que es yerma y árida. Y en el medio de ambas cordilleras el feraz valle de Huaylas, o mejor conocido como Callejón de Huaylas, que termina en el espectacular Cañón del Pato que atraviesa la Cordillera Negra.

Llego a su capital, Huaraz, situada a 3.050 metros de altura. La vista desde donde me encuentro es espectacular, parece Huaraz colgado de un saliente mirador en todo el eje del valle. Al final de la sorprendida vista, como pared que detiene la imaginación visual, se destaca una bellísima montaña, toda blanca, que cubre pudorosa su cima arrebolada por un sol matutino, con nubes que tapan y descubren por partes esta mágica visión. Parecen malabares de casquivana montaña en complaciente juego con las nubes que la coronan y la envuelven. Este juego de luces mañaneras debió ser la causa por la que este pueblo se llama Huaraz. Huaraz tal vez provenga de la palabra quechua “Waraq” que significa amanecer. El amanecer, en Huaraz, es un juego de luces y sombras, luces mañaneras y sombras de la china de sus nubes. Huaraz, Waraq, amanecer! Al final del juego las nubes se retiran y nos dejan ver, en todo su esplendor las dos cimas cimeras que forman la montaña más alta del Perú y segunda más alta de Sudamérica, el Huascarán con sus impresionantes 6.768 metros en su pico más alto, el pico sur, y 6.655 metros en el pico norte.

Ancash, el Departamento, Huaylas, el valle, Huaraz, ciudad indígena de fundación española por Francisco Pizarro en 1572. Huaylas es casi el primer experimento de mestizaje cuando una princesa Inca, la Ñusta Quispe Sisa, hermana menor del Inca Atahualpa, miembro de la más alta nobleza del Imperio Inca, por padre, y de la cacique de Huaylas, Contarhuacho, del reino Huaylas, por madre, era una jovencita de 17 años, nacida en Tocash (Huaylas) y cristianada con el nombre de Doña Ines Huaylas Ñusta. Esta Ñusta llega a tener dos hijos de Francisco Pizarro, doña Inés y don Gonzalo Pizarro Yupanqui, ellos a su vez, la última rama gobernante de los “hijos del sol”, que entran a la historia escrita de la conquista y el Virreinato del Perú, se extingue en su quinta generación en 1756, cuando doña Luisa Vicenta Pizarro y Fernández-Somoza, muere sin sucesión.

Huaraz tiene el discreto encanto de un pueblo andino, sus calles empinadas nos hacen mirar al valle, si bajamos, o a las altas cimas que la rodean si subimos. Huaraz como pueblo es tan acogedor como los huaracinos hospitalarios. Pero el andariego quiere recorrer el Callejón y animado y animoso comienza a bajar el valle en dirección al pueblo de Carhuaz. Curiosamente en esta zona andina, no sólo las personas pueden tener motes, también los tienen los pueblos. Así puedo estar en: Recuay, Ladronera, Huaraz, Presunción, Carhuaz, Borrachera, Yungay, Hermosura y Caraz Dulzura. Pueden imaginar fácilmente cual es la característica que los distingue.

La paternidad de estos adjetivos se le atribuye al conocidísimo sabio italiano, Antonio Raimondi (Milán, Italia, 1824 – San Pedro de Lloc, Perú, 1890).

Cuando Antonio Raimondi iniciaba la travesía en el Callejón, en Recuay le robaron algunos de sus valiosos apuntes (1860); entonces, llamó al pueblo Recuay-Ladronera. Luego, en Huaraz se enamoró de una muchacha, quien lo rechazó. Despechado se dirigió a Carhuaz no sin antes calificarla de Huaraz-Presunción. Llegó a Carhuaz justo cuando se celebraba la fiesta patronal, donde se baila y se bebe eufóricamente; entonces, decepcionado, la denomina Carhuaz-Borrachera. Al llegar a Yungay divisó un hermoso amanecer donde los rayos del sol reflejaron las cimas del imponente Huascarán. Sin duda alguna, la llamó Yungay-Hermosura. Ya en Caraz, fue asediado por decenas de lugareños que le ofrecieron manjar blanco y miel y decidió llamarla Caraz-Dulzura.

Este polígrafo Antonio Raimondi fue el más prolífico escritor del siglo XIX en Perú, sobre todos los temas que tenían que ver con la historia, la geografía, la cartografía, la mineralogía, la botánica, la zoología y la etnografía, en los años 1850 a 1890 en que murió. En sus libretas llevaba el registro de sus recorridos: orientaciones, distancias, medidas barométricas, croquis de rutas, temperaturas atmosféricas, dibujos de ruinas, animales o plantas desconocidas para la ciencia conocida, apreciaciones sobre la conducta de los indígenas y el carácter de los pueblos, Se ha estimado que a lo largo de casi veinte años de viajes (1851-1869), Raimondi recorrió cuarenta y cinco mil kilómetros por el Perú. Su trabajo tiene las dimensiones del trabajo que desarrolló en Venezuela el famoso Alexander Von Humbolt. Su apellido quedó inmortalizado al asociarlo a la famosa “Estela Raimondi” de la cultura Chavín y a la “Puya Raimondi” o “Titanca”, una espectacular bromeliácea, la mayor de su especie, que vive en la puna por encima de 4000 metros; no hay inflorescencia más grande sobre el planeta. Dicen que la planta florece sólo una vez cuando la planta tiene cien años, y que después de soltar las semillas, la planta muere. Vi muchísimas camino al glaciar del Nevado Pastoruri.

El valle llega placidamente a la ciudad de Yungay. Desde este punto se ve majestuoso y cercano el inmaculado nevado del Huascarán, eminente y dominante sobre toda esta parte del valle. Su magnificencia fija la vista en su mole que todo lo abarca, porque, en ese punto, el Huascarán parece querer derrumbarse sobre un estrecho valle que baja perpendicular y directo al Callejón de Huaylas, justo al centro de Yungay.

En el pueblo de Yungay la historia se detuvo hace 36 años y permanece tercamente recordando las furias de la naturaleza en forma de cementerio colectivo. El 31 de mayo de 1970, a las 3.23 de la tarde, se produjo un terremoto (grado 7.5 de Richter) en este valle que destruyó parcialmente varios pueblos, entre ellos la capital Huaraz y este mismo pueblo de Yungay. Pero este sería uno más entre los muchos movimientos sísmicos que estremecen toda la cordillera andina. Esta vez hubo algo diferente, trágicamente diferente. Pero como consecuencia del terremoto, una parte de la cara oeste del Huscarán se desprendió y gigantescas cornisas de hielo y roca cayeron, inicialmente en ángulo de 70 a 80 grados, hacia lagunas glaciares causando un aluvión de 50 a 100 millones de m3 de masa morrénica, borrando del mapa, la ciudad capital de Yungay, sus distritos y barrios tales como Hongo, Aira, Armapampa, Shacsha, Nuevo Ranrahirca, Huarascucho, Chuquibamba, Caya, Utcush y Tullpa. Toda la avalancha viajó a través de 16 Km. bajando verticalmente entre 3,000 a 4,100 mts. con una velocidad promedio de 300 Km. por hora. Bajó el valle formando un aluvión de hielo, barro, piedras de dimensiones sobrehumanas. Esta avalancha sepultó completo el pueblo de Yungay con sus 16.000 habitantes.

Paseando por encima de aquella avalancha, donde ya más nada se pudo hacer que sembrar flores para el recuerdo, acompaña el paso la siempre amenazante pero siempre atractiva montaña, el Nevado Huscarán. Uno puede pasear a la altura del campanario de la iglesia, pues el lodo y las piedras cubrieron por completo la iglesia hasta el campanario. Y allí, debajo de aquel lodo, dentro de la iglesia a la que nunca se pudo entrar, yacen quienes asustados aquella tarde de domingo, buscaron refugio en la iglesia. La vista es tan sobrecogedora como un Cristo que, con los brazos extendidos sobre el camposanto, intenta abrazar, con patético gesto, la impiedad de la naturaleza indómita. De la Plaza de Armas solamente quedan unas altas y altivas palmeras vivas, testigos mudos de la tragedia. El lodo cubrió casi hasta las hojas. Es lo único vivo que quedó.

De Yungay, y siguiendo casi la misma ruta que el alud bajó, subimos extasiados hacia la base del Huascarán. Atónito, contemplo como del terreno sobresalen crestones que ya van convirtiéndose en altos farallones. La carretera se estrecha a medida que la carretera escala la quebrada, atrevida y retadora abrazando la base del Huascarán. A los 3.000 metros llegamos a una pequeña meseta donde se encuentran las lagunas de Llanganuco, que junto con las de Parón, Cullicocha, Auquiscocha, Rajucolta, Querococha y Cuchillococha, forman las casi 300 lagunas de la zona, procedentes, todas ellas, de alguno de los casi 650 glaciares, como el Huascarán (6768 msnm), el Huandoy (6395 msnm), el Chopicalqui (6354 msnm), el Hualcán (6122 msnm) y el Alpamayo (5947 msnm).

Llanganuco son dos lagunas: la primera y más impresionante laguna de Llanganuco es la Chinancocha (femenina) y la segunda laguna es la Orconcocha (masculina). La laguna de Llanganuco es de un color turquesa difícil de describir. La impresión visual y las evocaciones de los colores son difícilmente descritas por quien no es poeta. Pero la vista no descansa y excitada por tantos impactos visuales sube cimas y se despeña por foces y quebradas. Desde este punto puedo dar vuelta sobre mi mismo contemplando los nevados Chopicalqui, Huascarán, Huandoy, Pisco, Chacraraju y Yanapaccha.

Cuando las nubes protectoras de los Apus nos permiten ver, entendemos por qué los dioses habitan las montañas, por qué los Apus viven en aquellas alturas. Estamos en la última base plana sobre la que se yergue el Huascarán a la derecha y el Huandoy a la izquierda. Desde estas lagunas el Huascarán aún se yergue casi 3.000 metros hacia arriba. La vista no alcanza, estamos muy cerca de la pared y uno de los varios glaciares que bajan por sus faldas canaliza la mirada hacia arriba, muy arriba donde ya la agudeza visual debe cederle paso a la imaginación.

Allí, ante aquella vista, me contaron una triste leyenda:


“La más alta montaña, Huascarán, fue una vez una mujer que tuvo numerosos hijos. El marido de Huascarán, Canchón, fue seducido por Sutoc quien era una mejor cocinera. Celosa, Huascarán castró a su marido y luego huyó seguida por sus hijos, el mayor la acompañaba de cerca, mientras que el menor iba bastante lejos. El hijo favorito fue cargado por Huascarán en su espalda. Cuando fueron a descansar, toda la familia se transformó en la Cordillera Blanca, y sus lágrimas causaron los arroyos que dieron forma al Río Santa y Marañon.Canchón se volvió piedra y llegó a ser la más bella montaña de la Cordillera Negra. Su amante Sutoc y sus hijos también se transformaron en otras montañas de la Cordillera Negra y sus lágrimas crearon los cauces y arroyos de esa región.”


Las montañas no nacen así, pero lo merecerían. Y el callejón de Huaylas sería una historia viva de leyendas inmemoriales tan poéticas como excelsas son sus vistas.

2 comentarios:

Pinturas spray dijo...

Me interesó sobre la ñusta de huaylas que nació en Tocah es un pueblito que ya esta desapareciendo
por causa del desborde de la quebrada "cantac uran" que baja de pueblo libre y el gobirno municipal no hace apsolutamente nada
saludos
Justo D

Pinturas spray dijo...

Me interesó sobre la ñusta de huaylas que nació en Tocah es un pueblito que ya esta desapareciendo
por causa del desborde de la quebrada "cantac Huran" que baja de pueblo libre y el gobierno municipal no hace absolutamente nada
saludos
Justo